Administración de empresas ceo
Los directores generales, o consejeros delegados, dirigen empresas y organizaciones. En las empresas con y sin ánimo de lucro, dependen de un consejo de administración, pero son responsables de establecer y llevar a cabo los objetivos de su organización. Las empresas más pequeñas, como las unipersonales y las sociedades colectivas, pueden tener un director general que se involucra más en el día a día de las operaciones comerciales.
Los directores generales miran al futuro y establecen objetivos que garantizan el éxito a largo plazo de su organización. En las empresas, asesoran y proporcionan información al consejo de administración y actúan como enlace entre el consejo, los empleados de la organización y la comunidad. En las pequeñas empresas, empresas individuales y sociedades, el director general también supervisa las operaciones, las finanzas y los recursos humanos.
Los directores generales suelen tener una gran experiencia en su campo, además de una formación universitaria. Muchos directores generales tienen una licenciatura o un máster en negocios o administración de empresas, mientras que otros tienen títulos en el área de interés de su organización, como informática o política pública.
Habilidades del director general
Para los profesionales ambiciosos que ascienden por la escalera corporativa, el último peldaño de cualquier empresa u organización es el papel de director general, o CEO. Las personas que desempeñan este papel son responsables de supervisar las operaciones de una empresa y de tomar las principales decisiones empresariales, además de representar a la empresa públicamente. Los directores generales trabajan en prácticamente todos los sectores y en empresas grandes y pequeñas.
No hay un único camino para llegar a la dirección. Sin embargo, llegar a la cima suele requerir una sólida formación académica y varios años de entrenamiento en el trabajo, junto con la combinación adecuada de liderazgo y habilidades interpersonales. Si eres un aspirante a profesional de los negocios con ambición y determinación, el camino para llegar a ser director general puede ser muy satisfactorio.
Los directores generales tienen una gran variedad de responsabilidades y sus decisiones afectan a casi todos los elementos de una organización. En un día cualquiera, las tareas de un director general pueden implicar la toma de decisiones financieras críticas, el nombramiento de otros ejecutivos y jefes de departamento, la presidencia de reuniones y la negociación de contratos.
Educación para directores generales
¿Se pregunta cómo llegar a ser director general y tomar las riendas de una organización? Es una aspiración común, y muchos profesionales ambiciosos aspiran al puesto de director general. Pero, ¿qué hace falta para alcanzar ese elevado objetivo?
La información que figura a continuación describe nueve pasos clave que le ayudarán a ascender y prepararse para el puesto de director general. También puede leer sobre algunas de las características más comunes de los directores generales de éxito. E incluso puede obtener consejos sobre cómo causar una buena impresión cuando llegue el momento de la entrevista para un puesto en la suite ejecutiva.
Muchas personas sueñan con convertirse en el jefe máximo de una organización. Con dedicación, perseverancia y trabajo duro se puede ascender en la escala corporativa. Aquí tienes nueve pasos concretos que puedes seguir para aumentar tus posibilidades de éxito:
Si sabes que quieres dirigir una empresa algún día, empieza a adquirir las habilidades que necesitarás lo antes posible, incluso desde el instituto. Intenta ampliar tus capacidades de toma de decisiones, organización, comunicación y liderazgo de cualquier manera que puedas. Las posibilidades incluyen:
Cómo convertirse en ejecutivo
El éxito es diferente para todos. No todo el mundo quiere ser director general, pero los que sí lo quieren suelen estar impacientes por llegar a la cima lo más rápido posible. Un estudio de 10 años de duración sobre 17.000 ejecutivos de la C-suite, llamado CEO Genome Project, demostró que se tarda una media de 24 años en llegar a ser el jefe, pero para los que no pueden esperar tanto, hay una forma de acelerar su carrera. El método puede sorprenderle, y quizá sea contrario a lo que la mayoría de la gente cree. Se le puede perdonar por suponer que un MBA, y luego una empinada subida por la resbaladiza escalera profesional convencional, sería la vía más rápida para alcanzar el estatus de CEO, pero el Proyecto Genoma del CEO demostró que no es así. Aquellos que llegaron por la vía rápida al puesto de director general lo hicieron asumiendo algunos riesgos y, a menudo, siguiendo una trayectoria profesional más “irregular” (para saber más sobre las carreras irregulares, recomiendo encarecidamente el podcast Squiggly Careers de Helen Tupper y Sarah Ellis).
Las carreras irregulares son aquellas que no siguen la ruta convencional hacia el éxito. Se ramifican en diferentes direcciones, prueban cosas nuevas, aceptan nuevos retos, salen de su zona de confort, a veces en dirección lateral o incluso hacia atrás, para aprovechar las oportunidades de crecer y desarrollar una gama más amplia de habilidades. De hecho, el Proyecto Genoma del Director General descubrió que el 60% de los directores generales habían asumido lo que podría percibirse como un papel menor para cumplir un reto concreto. Puede tratarse del lanzamiento de un nuevo producto, de la puesta en marcha de un negocio o de la asunción de un papel en una empresa más pequeña pero con mayor responsabilidad. Lo que todos tenían en común era la voluntad de esforzarse, decir que sí a probar un nuevo papel o a resolver un problema difícil, y al hacerlo ser capaces de demostrar su capacidad para cambiar las cosas. Esto muestra la verdadera resiliencia en acción: aprender a “navegar por los rápidos” afrontando un nuevo reto de frente, aprendiendo nuevas habilidades en el camino, resolviendo los problemas de una manera ágil, y saltando hacia adelante con un renovado sentido de confianza que inspira a otros. Al leer el estudio, me parece que la resiliencia puede ser la “catapulta profesional” necesaria para llegar a la cima. Sorprendentemente, sólo el 24% de los directores generales que participaron en el estudio habían seguido el camino más tradicional del MBA.