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Los siguientes recursos han sido seleccionados por el equipo de Relaciones Internacionales Electrónicas para ofrecer una visión general de cómo las distinciones entre positivismo, pospositivismo e interpretativismo determinan decisiones importantes sobre cómo (y qué) métodos y enfoques utilizan los investigadores. Encontrará más recursos en nuestra página sobre métodos.
El positivismo es un enfoque que considera que el mundo está «ahí fuera» esperando a ser observado y analizado por el investigador. Las teorías basadas en el positivismo ven el mundo «tal y como es» y basan sus supuestos en el análisis de elementos físicos como los Estados y las organizaciones internacionales, de los que pueden dar cuenta y a los que pueden atribuir valores. El positivismo se basa, por tanto, en el estudio de los hechos y la recopilación de pruebas físicas. Está relacionado con la visión científica del mundo natural como un mundo que funciona mediante leyes (como la gravedad) que pueden revelarse mediante el estudio y la observación minuciosos. Los positivistas afirman que pueden revelarse leyes equivalentes sobre el mundo social.
Lógica
El positivismo es una teoría filosófica empirista que sostiene que todo conocimiento genuino es verdadero por definición o positivo, es decir, hechos a posteriori derivados por la razón y la lógica a partir de la experiencia sensorial[1][2] Otras formas de conocimiento, como la teología, la metafísica, la intuición o la introspección, se rechazan o se consideran carentes de sentido.
Kieran Egan sostiene que el positivismo se remonta al lado filosófico de lo que Platón describió como la disputa entre filosofía y poesía, reformulada posteriormente por Wilhelm Dilthey como una disputa entre las ciencias naturales (en alemán: Naturwissenschaften) y las humanidades (Geisteswissenschaft)[7][8][9].
A principios del siglo XIX, los enormes avances de las ciencias naturales animaron a los filósofos a aplicar los métodos científicos a otros campos. Pensadores como Henri de Saint-Simon, Pierre-Simon Laplace y Auguste Comte creían que el método científico, la dependencia circular de la teoría y la observación, debía sustituir a la metafísica en la historia del pensamiento[10].
Paradigma positivista
Antes de entrar a debatir el Positivismo frente al Postpositivismo, debemos definir el significado de positivismo. En pocas palabras, el positivismo se refiere a una realidad basada en pruebas que puede interpretarse matemáticamente. Sin embargo, los científicos se han dado cuenta de que toda observación, incluida la realidad objetiva, es falible, lo que ha dado lugar al paradigma postpositivista.
Algunos creen que si algo no puede verificarse matemáticamente, entonces queda fuera de la realidad objetiva. Los diseños positivistas y post-positivistas se encuentran en un continuo entre los paradigmas cuantitativo y cualitativo (paradigma puede describirse como una visión del mundo que subyace a la teoría). El positivismo sigue siendo el paradigma cuantitativo dominante (Hunter y Leahey, 2008), pero parece haber un cambio hacia el pensamiento pospositivista.
El pospositivismo también se conoce como pluralismo metodológico (Morris, McNaughton, Mullins y Osmond, 2009). Según Krauss (2005), el paradigma que elige el investigador determina la metodología de investigación.
El paradigma pospositivista evolucionó a partir del paradigma positivista. Se preocupa por la subjetividad de la realidad y se aleja de la postura puramente objetiva adoptada por los positivistas lógicos (Ryan, 2006).
Positivismo en sociología
Hay muchas interpretaciones del positivismo, pero el término suele utilizarse para describir la creencia, en primer lugar, de que el mundo es susceptible de una interpretación objetiva y, en segundo lugar, de que las ciencias sociales deben seguir las metodologías y los métodos establecidos en las ciencias naturales, al menos en lo que se refiere a las pruebas empíricas y la experimentación. Se contrapone así al interpretativismo, que considera que el mundo es susceptible de múltiples interpretaciones y trata de descubrir el significado que los seres humanos otorgan a la actividad social.
La palabra positivista es engañosa, ya que tiende a evocar a alguien que está muy seguro de sí mismo o incluso a alguien de «temperamento alegre», pero su etimología reside en el verbo «plantear», es decir, exponer e implícitamente abrir al escrutinio crítico.
Las raíces intelectuales del positivismo se remontan a Platón y su convicción de que existía un orden objetivo, incluso perfecto, subyacente en el mundo, aunque nuestra comprensión del mundo fuera imperfecta. Tanto Platón como Pitágoras consideraban que las estructuras matemáticas sustentaban los juicios estéticos. Un punto de referencia más reciente y común para el positivismo es la Ilustración, el término dado a los intelectuales europeos del siglo XVIII preocupados por «enfrentarse» al dogma, la tradición y las creencias metafísicas en nombre del progreso. A finales del siglo XIX y principios del XX, los referentes del positivismo son Comte y, en ocasiones, Marx y Durkheim, aunque existen grandes diferencias entre estos pensadores, siendo Comte el más explícito en su veneración por la ciencia natural y el método científico.