10 razones por las que estudiamos historia pdf
La capacidad de escribir la historia a partir de objetos materiales depende de las pruebas que hayan sobrevivido. Por ejemplo, algunos materiales orgánicos desaparecen en condiciones de humedad o si no están profundamente enterrados. Así, puede que no tengamos la carne de los animales que se consumían como alimento, pero podemos determinar, a partir de los huesos supervivientes, de qué especie eran. A veces resulta sorprendente la cantidad de pruebas que han sobrevivido. Las generaciones anteriores de arqueólogos tendían a buscar principalmente objetos grandes y a desechar el resto. Los arqueólogos actuales registran datos minúsculos. Por ejemplo, el análisis microscópico del polen puede proporcionar información importante sobre la vida vegetal en el pasado.
Los historiadores que estudian los objetos materiales también examinan otros tipos de pruebas, como la escritura, para comprender el contexto más amplio. Por ejemplo, podemos conocer la función de un utensilio de madera excavado en las ruinas de una granja del siglo XVII sólo leyendo un diario que describe su uso. A la inversa, ver un objeto nos ayuda a entender una descripción escrita.
A. j. p. taylor
Los artefactos -los objetos que fabricamos y utilizamos- forman parte de la historia de Estados Unidos. Si sabemos mirarlos, pueden ser fuentes para entender mejor nuestra historia. Mientras que los libros de texto se centran en los grandes documentos del pasado americano, o en los acontecimientos importantes, los artefactos pueden mostrarnos otro tipo de historia, otra forma de acercarnos al pasado. Este ensayo le dirá cómo mirar de cerca los artefactos y cómo pensar en las formas en que dan forma y reflejan nuestra historia.
¿Por qué molestarse en mirar artefactos, que pueden ser difíciles de entender, cuando hay tantos documentos alrededor, y cuando los documentos parecen mucho más sencillos? ¿Por qué los museos guardan artefactos, cuando sería mucho más fácil guardar fotos de ellos?
Hay dos maneras de responder a esta pregunta. Creemos que los artefactos son, y fueron, importantes. Según el antropólogo Daniel Miller, los objetos «afirman continuamente su presencia como fuerza material y símbolo a la vez. Enmarcan la forma en que actuamos en el mundo, así como la forma en que pensamos sobre el mundo».1 Para entender el pasado, tenemos que entender los artefactos del pasado.
Historia económica
La gente vive en el presente. Planifican y se preocupan por el futuro. La historia, sin embargo, es el estudio del pasado. Teniendo en cuenta todas las exigencias que impone vivir en el presente y anticipar lo que está por venir, ¿por qué preocuparse por lo que ha sido? Teniendo en cuenta todas las ramas del conocimiento deseables y disponibles, ¿por qué insistir -como hacen la mayoría de los programas educativos estadounidenses- en un buen trozo de historia? ¿Y por qué instar a muchos alumnos a estudiar aún más historia de la que se les exige?
Cualquier materia de estudio necesita una justificación: sus defensores deben explicar por qué merece la pena prestarle atención. La mayoría de las asignaturas ampliamente aceptadas -y la historia es ciertamente una de ellas- atraen a algunas personas a las que simplemente les gusta la información y los modos de pensamiento implicados. Pero el público que se siente menos atraído espontáneamente por el tema y que tiene más dudas sobre por qué molestarse necesita saber cuál es el propósito.
En el pasado, la historia se ha justificado por razones que ya no aceptaríamos. Por ejemplo, una de las razones por las que la historia ocupa un lugar en la educación actual es porque los líderes de antaño creían que el conocimiento de ciertos hechos históricos ayudaba a distinguir a los educados de los incultos; la persona que podía deletrear la fecha de la conquista normanda de Inglaterra (1066) o el nombre de la persona que ideó la teoría de la evolución más o menos al mismo tiempo que Darwin (Wallace) se consideraba superior, un mejor candidato para la facultad de derecho o incluso para una promoción empresarial. El conocimiento de los hechos históricos se ha utilizado como dispositivo de selección en muchas sociedades, desde China hasta Estados Unidos, y el hábito sigue vigente en cierta medida. Por desgracia, este uso puede fomentar la memorización sin sentido, un aspecto real pero poco atractivo de la disciplina. La historia debe estudiarse porque es esencial para los individuos y para la sociedad, y porque alberga belleza. Hay muchas maneras de discutir las funciones reales de la asignatura, ya que hay muchos talentos históricos diferentes y muchos caminos diferentes hacia el significado histórico. Sin embargo, todas las definiciones de la utilidad de la historia se basan en dos hechos fundamentales.
Tácito
La historia es también una disciplina académica que utiliza la narrativa para describir, examinar, cuestionar y analizar los acontecimientos del pasado e investigar sus patrones de causa y efecto[6][7] Los historiadores suelen debatir sobre cuál es la narrativa que mejor explica un acontecimiento, así como sobre la importancia de las diferentes causas y efectos. Los historiadores también debaten la naturaleza de la historia como fin en sí misma, así como su utilidad para dar perspectiva a los problemas del presente[6][8][9][10].
Las historias comunes a una determinada cultura, pero que no se apoyan en fuentes externas (como los relatos en torno al rey Arturo), suelen clasificarse como patrimonio cultural o leyendas[11][12] La historia se diferencia del mito en que se apoya en pruebas verificables. Sin embargo, las antiguas influencias culturales han contribuido a generar diversas interpretaciones de la naturaleza de la historia que han evolucionado a lo largo de los siglos y siguen cambiando en la actualidad. El estudio moderno de la historia es muy amplio, e incluye el estudio de regiones específicas y el estudio de ciertos elementos temáticos o de investigación histórica. La historia suele enseñarse en la educación primaria y secundaria, y el estudio académico de la historia es una disciplina importante en los estudios universitarios.