Estética pdf
Nuestro objetivo no es explicar por completo todos estos fenómenos. Esto sería una tarea extremadamente ambiciosa, dado que la percepción estética es un fenómeno multidimensional que implica varios aspectos diferentes de la cognición y la acción (véase, por ejemplo, Leder et al., 2004). En consecuencia, no pretendemos explicar lo que a un agente le gusta o no le gusta específicamente, y no nos ocupamos del resultado de juicios estéticos particulares o de juicios de preferencia. Más bien sugerimos que todos los fenómenos relativos a “lo estético” deberían tratarse en un contexto teórico y explicativo diferente, cuya base teórica y conceptual intentamos proporcionar aquí.
Para naturalistas como Dewey y James, la percepción estética, como cualquier otro tipo de percepción, presupone la interacción. Dewey (1929) ha argumentado muy eficazmente que la percepción es un reconocimiento de las potencialidades no alcanzadas para la interacción3. Percibir es referir la situación actual a las consecuencias y actuar en consecuencia. Esto significa que los perceptores no son espectadores ni receptores pasivos de la información del entorno. Más bien, son agentes cognitivos que interactúan intencionadamente en su entorno. Así, los naturalistas niegan la posibilidad de interacciones desinteresadas. La percepción es, pues, una expectativa predictiva. Para Dewey, las consecuencias potenciales de la interacción son el sentido que tiene un objeto. Este sentido es un producto del intelecto y de la inferencia que suele asociarse a una intuición estética, donde el sentimiento, la comprensión y la acción son uno. Como ha afirmado Dewey (1980; 15) “En un mundo como el nuestro, toda criatura viviente que alcanza la sensibilidad acoge el orden con una respuesta de sentimiento armonioso siempre que encuentra un orden congruente sobre él”. En otras palabras, cuando las consecuencias de la interacción potencial se evalúan como prometedoras (anticipando) el orden o el desorden, su percepción es de naturaleza estética. En definitiva, la percepción estética contribuye a la creación de sentido4.
Objetos estéticos para dibujar
La belleza es un objetivo importante en el diseño de muchos productos. Para un diseñador, quizás sería más fácil alcanzar este objetivo si pudiéramos definir y medir la belleza del mismo modo que, por ejemplo, el peso de un objeto. De hecho, esto es justo lo que han intentado hacer numerosos investigadores desde la antigüedad hasta nuestros días, véase la página Primeras teorías de la belleza, pero nadie ha encontrado todavía una relación definitiva entre las proporciones u otras propiedades de un objeto y las valoraciones de su belleza. Por tanto, parece que la “belleza” no es una propiedad permanente o independiente de los objetos.
Un punto de partida más seguro para el estudio es el hecho de que casi siempre que observamos un objeto que podríamos llamar bello, experimentamos una sensación agradable. Según este punto de vista, el significado de una afirmación como “este objeto es bello” es realmente “este objeto me gusta, y si alguien no lo hace tiene mal gusto”. La belleza no sería, pues, una propiedad de un objeto, sino una propiedad de la percepción, y el objeto de su estudio sería no sólo los objetos bellos, sino todo el proceso de percepción de la belleza o la fealdad (es decir, el enfoque de la psicología de la percepción) o incluso su significado en el contexto social de la persona (el enfoque de la sociología del arte).
Qué es el estudio de la estética en la filosofía
Históricamente, el estudio de la estética se ha considerado una rama de la filosofía. La filosofía estética ha sido una parte importante del trabajo filosófico de Platón y Aristóteles en la antigüedad, de Kant y Santayana entre otros en tiempos más recientes.
Relacionado con la filosofía está el interés artístico por la estética. Se supone que el arte es bello casi por definición porque el arte es una búsqueda de puro goce estético además de que intenta cumplir con las aspiraciones sociales (Barons, 1997). La motivación social del arte amplía la visión del disfrute estético.
El profundo interés de la arquitectura por la estética es tan antiguo como la profesión. Los tres objetivos comunes de la arquitectura que han resistido la prueba del tiempo son la comodidad (utilidad/función), la firmeza (estructura/estabilidad) y el deleite (es decir, la estética). El tratado de Vitruvio, Los diez libros de arquitectura (1960), ejemplifica los principios del diseño en la antigüedad. En su tratado, especifica el término euritmia, que define como belleza y adecuación en los ajustes de los miembros (de una obra) (p.14), como uno de los principios fundamentales de la arquitectura. El libro de Rasmussen Experiencing Architecture (1962) ejemplifica un intento más reciente de subrayar los principios del diseño estético.
La estética es el estudio de la naturaleza del arte
La estética puede definirse en sentido estricto como la teoría de la belleza, o en sentido más amplio como aquella junto con la filosofía del arte. El interés tradicional por la belleza propiamente dicha se amplió, en el siglo XVIII, para incluir lo sublime, y desde 1950 aproximadamente el número de conceptos estéticos puros discutidos en la literatura se ha ampliado aún más. Tradicionalmente, la filosofía del arte se concentraba en su definición, pero recientemente no ha sido éste el centro de atención, siendo sustituido en gran medida por cuidadosos análisis de los aspectos del arte. Se considera que la estética filosófica se centra en estos últimos desarrollos. Así, tras un repaso de las ideas sobre la belleza y los conceptos relacionados con ella, se abordarán cuestiones sobre el valor de la experiencia estética y la variedad de actitudes estéticas, antes de pasar a las cuestiones que separan el arte de la estética pura, especialmente la presencia de la intención. A continuación, se examinarán algunas de las principales definiciones de arte que se han propuesto, junto con una descripción del reciente periodo de “des-definición”. A continuación se abordarán los conceptos de expresión, representación y naturaleza de los objetos artísticos.