Formacion

Institut d estudis penedesencs

INSTITUT D’ESTUDIS PENEDESENCS

Su primera novela, El pont llevadís (El puente levadizo) se publicó en 1950, y sería la primera de una serie de novelas psicológicas. Volvió a escribir novelas en 1971 con La terra té camins (La tierra tiene sus caminos). Planes optó por cambiar de registro y comenzó a escribir novelas policíacas: Crim al carrer Tusset (Crimen en la calle Tusset) en 1973 y La filla del pintor (La hija del pintor) en 1976. En 1980 escribió varios guiones para televisión.

Periodista británico, fue corresponsal del Daily Telegraph en Madrid en 1929. En palabras de su hijo Ramón: “Mr. Henry estaba ya en Madrid en 1929, sin sospechar que iba a ser testigo de la caída de la dictadura de Primo de Rivera, del exilio de Alfonso XIII, de la proclamación de la Segunda República y, por último, del golpe de Estado de 1936. Vivió todo el proceso: para un corresponsal, el momento era perfecto.

El alcance de su trabajo no se limitó a las publicaciones locales. En la década de los 20 comenzó a trabajar como traductor de las lenguas francesa e inglesa. Su primera novela, El pont llevadís (El puente levadizo) se publicó en 1950, y sería la primera de una serie de novelas psicológicas a la que seguirían El cercle de foc (El círculo de fuego) en 1952 y Confessió al tren (Confesión en el tren) en 1954. Tras un largo paréntesis, volvió a escribir novelas en 1971 con La terra té camins (La tierra tiene sus caminos).

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Sobre el autorSigue a los autores para recibir actualizaciones de nuevos lanzamientos, además de recomendaciones mejoradas.Albert Virella i BlodaContenido breve visible, doble toque para leer el contenido completo.Contenido completo visible, doble toque para leer el contenido breve.Descubre más libros del autor, ve autores similares, lee blogs de autores y másLeer másLeer menos

L’IEP a Ràdio Vilafranca

Algunos creen que las instituciones religiosas desaniman a las mujeres a participar en la política. Pero, por el contrario, la historia ha demostrado que la religión también es capaz de abrir puertas a las mujeres. Esto es especialmente cierto en los movimientos de derecha y, en particular, en el movimiento fascista español de mediados del siglo XX. Profesando una ferviente devoción a las nociones católicas tradicionales sobre el sacrificio de la mujer y la obediencia al hombre, las mujeres fascistas españolas llegaron a tener un poder increíble y a realizar su principal misión: defender la justicia social en la sociedad española.

Desde 1939, hasta la muerte del dictador español Francisco Franco en 1975, la Sección Femenina se convirtió en la única organización estatal con autoridad sobre las mujeres. Durante sus décadas de reinado, construyeron una “organización masiva a través de la cual casi todas las mujeres de España -de forma voluntaria o involuntaria- acabaron siendo canalizadas”, dice la historiadora Victoria L. Enders.

José Antonio ensalzaba ideales fascistas como la religión católica, la familia, la nación y, sobre todo, el imperialismo español. Pero también abrazó los principios socialistas, como los derechos de los trabajadores, los sindicatos, el anticapitalismo y la igualdad y la justicia social.

Inauguración de la exposición “Tota pedra fa paret. La

1. IntroducciónEuropa experimentó importantes cambios económicos y políticos entre la Prehistoria tardía y el periodo clásico [1-6]. En el noroeste de la cuenca mediterránea (noreste de Iberia y zona del Golfo de León) se desarrollaron sociedades complejas con un fuerte componente territorial durante la Edad del Bronce Tardío y la Primera Edad del Hierro, que posteriormente dieron lugar a la formación de estructuras protoestatales durante la Edad del Hierro Media [1,7-14]. En esta zona, el paisaje cultural y políticamente atomizado atestiguado durante la Edad del Hierro se transformó tras la conquista romana, y se modificó aún más con su integración en el Imperio Romano, que agrupó a muchas comunidades bajo un nivel de conectividad económica a gran escala nunca visto hasta entonces [15-20]. Este primer “sistema globalizado” a escala mediterránea experimentó una importante crisis durante el siglo VI d.C., que condujo a su deconstrucción y a una relocalización de la producción, que se retrajo y se volvió más autárquica durante la Antigüedad tardía [17,21-23].