Documento de investigación sobre el tornado
Era el 3 de mayo de 1999, y Reed Timmer y otros tres estudiantes universitarios de meteorología observaban junto a la carretera interestatal 44 de Oklahoma cómo la mayoría de los tornados se desvanecían tan rápido como se formaban. Pero entonces uno no lo hizo, y se dirigió directamente hacia ellos.
Al darse cuenta de que no podían escapar en su Jeep, los chicos corrieron a un paso elevado de la autopista cercana y se refugiaron (sólo que más tarde aprendieron que ese no es un buen lugar para esconderse). El tornado EF5 se dirigió hacia ellos, rompiendo árboles como si fueran cerillas, arrancando el asfalto de las carreteras y absorbiendo todo lo que veía en su núcleo azotador y giratorio. Luego, justo antes de llegar al paso elevado, el tornado giró rápidamente a la izquierda, dejando a los cazadores de tormentas sacudidos pero a salvo.
Nadie puede evitar este tipo de catástrofes, pero los cazatormentas como Timmer pueden ayudar a mantener a la gente a salvo enviando informes de testigos presenciales al Servicio Meteorológico Nacional, que emite avisos y alertas de tornado. Y cuando esos cazadores de tormentas son meteorólogos profesionales, como lo es Timmer, pueden reunir datos fundamentales para comprender mejor el funcionamiento de los tornados.
El callejón del tornado
Aunque las investigaciones han vinculado firmemente los recientes fenómenos meteorológicos extremos con el calentamiento global -desde las olas de calor de este verano en Norteamérica hasta las inundaciones en el oeste de Europa-, sigue habiendo importantes lagunas en la comprensión científica de los tornados y su relación con el clima.
«Al menos en las últimas décadas, hemos visto una tendencia hacia condiciones más favorables», especialmente en invierno en el medio oeste y el sureste del país, dijo a la AFP John Allen, climatólogo de la Universidad Central de Michigan.
James Elsner, profesor de climatología de la Universidad Estatal de Florida, establece una comparación con lo que sabemos sobre la conexión entre la niebla y los accidentes de tráfico: las condiciones de niebla en la carretera se asocian a un mayor número de accidentes, pero los choques individuales con niebla espesa no siempre se deben a la mala visibilidad.
La idea es introducir datos climáticos en modelos informáticos para analizar la probabilidad de que se produzcan fenómenos meteorológicos extremos específicos en un mundo sin cambio climático provocado por el hombre, frente al mundo actual.
Cómo estudian los científicos los tornados
Gran parte de los tornados sigue siendo un misterio. Son raros, mortíferos y difíciles de predecir, y pueden causar millones o incluso miles de millones de dólares en daños materiales al año. En Estados Unidos suelen producirse más tornados que en cualquier otra parte del mundo, aunque pueden ocurrir en casi cualquier lugar. La investigación del NSSL sobre los tornados tiene como objetivo comprender mejor cómo se forman y utilizar ese conocimiento para mejorar las previsiones y alertas de tornados para ayudar a salvar vidas.
Una de las misiones principales del NSSL es entender el clima severo y los peligros que lo acompañan, como los tornados. Por ello, el NSSL participa habitualmente en trabajos de campo destinados a comprenderlos mejor. Recientemente, el proyecto TORUS se propuso utilizar diversas herramientas de varias organizaciones para estudiar estos fenómenos, incluido el uso de vehículos aéreos no tripulados. El objetivo es estudiar y observar mejor las características cercanas al suelo que se cree que desempeñan un papel clave en la formación de los tornados. Seguimos estudiando las enormes cantidades de datos recogidos en proyectos como éste para saber qué ingredientes específicos necesitan las tormentas eléctricas para formar un tornado, qué hace que muera y por qué algunas tormentas eléctricas en rotación producen tornados y otras no.
Wikipedia
Un meteorólogo es un científico que estudia y trabaja en el campo de la meteorología con el objetivo de comprender o predecir los fenómenos atmosféricos de la Tierra, incluido el tiempo.[1] Los que estudian los fenómenos meteorológicos son meteorólogos en investigación, mientras que los que utilizan modelos y conocimientos matemáticos para preparar las previsiones meteorológicas diarias se denominan pronosticadores del tiempo o meteorólogos operativos.[2]
Los meteorólogos trabajan en organismos gubernamentales, servicios privados de consultoría e investigación, empresas industriales, servicios públicos, emisoras de radio y televisión y en la enseñanza. No hay que confundirlos con los presentadores del tiempo, que presentan la previsión meteorológica en los medios de comunicación y cuya formación va desde los periodistas con una formación mínima en meteorología hasta los meteorólogos de pleno derecho.
Los meteorólogos estudian la atmósfera terrestre y sus interacciones con la superficie de la Tierra, los océanos y la biosfera. Sus conocimientos de física y matemáticas aplicadas les permiten comprender toda la gama de fenómenos atmosféricos, desde la formación de copos de nieve hasta el clima general de la Tierra[3].