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Centro estudios superiores juan pablo ii

Beca Juan Pablo II

El Pontificio Instituto Juan Pablo II para Estudios sobre el Matrimonio y la Familia de la Universidad Católica de América es una sesión satélite del Pontificio Instituto Teológico Juan Pablo II para las Ciencias del Matrimonio y la Familia. Antes de septiembre de 2017,[3] era una sesión satélite de la sesión central en la Universidad Lateranense de Roma. El Instituto se dedica al estudio de la verdad sobre la persona humana en todas sus dimensiones: teológica, filosófica, antropológica y cosmológica-científica. El Instituto considera que centra su estudio de la persona en la comunidad que es la célula original de la sociedad humana: el matrimonio y la familia[4].

Al concluir el Sínodo de los Obispos de 1980 dedicado a la familia, los Padres Sinodales pidieron la creación de centros teológicos dedicados al estudio de la enseñanza de la Iglesia sobre el matrimonio y la familia. En consecuencia, el Papa Juan Pablo II respondió al Sínodo con la creación del Instituto Pontificio de Estudios sobre el Matrimonio y la Familia y el Consejo Pontificio para la Familia. La creación del Instituto se anunciaría en la audiencia de los miércoles del Santo Padre, el 13 de mayo de 1981. Debido al intento de asesinato, la Constitución Apostólica del Instituto, Magnum Matrimonii Sacramentum, se dio en cambio el 7 de octubre de 1982, fiesta de Nuestra Señora del Rosario. En esa ocasión, el Instituto fue confiado de manera especial al cuidado de la Santísima Virgen María bajo su título de Nuestra Señora de Fátima.

Instituto Juan Pablo II

1. Proporcionar una comprensión global del matrimonio y la familia, fiel a la tradición magisterial católica a la luz de las enseñanzas del Concilio Vaticano II y del Papa Juan Pablo II, mediante una formación multidisciplinar centrada en la teología e integrada a la luz de la noción de Juan Pablo II sobre el hombre y la mujer como comunión sexualmente diferenciada encarnada de personas creadas a imagen de Dios y destinadas a un estado de vida.

2. Desarrollar una comprensión crítica de las cuestiones relativas al matrimonio y la familia, la biotecnología y la ética, a la luz de los supuestos occidentales/modernos relativos a la persona humana, ya que éstos tienen que ver con la naturaleza y la dignidad de la vida humana y con el significado trascendental de la belleza, la verdad y la bondad, de manera que se fomente una unidad de teoría y práctica al servicio de la «nueva evangelización» de la Iglesia.

A los estudiantes internacionales que no son hablantes nativos de inglés se les suele exigir que acrediten sus conocimientos de inglés antes de ser admitidos en un colegio o universidad estadounidense. «IELTS» proporciona una medida justa, precisa y fiable de las habilidades lingüísticas, y cuenta con la confianza de organizaciones de todo el mundo como prueba de dominio del inglés.

Academia Juan Pablo II para la vida humana y la familia

El trabajo del Instituto debe caracterizarse principalmente por el cuidado de la corrección metodológica de la investigación científica en el marco de un enfoque multidisciplinar que entiende la educación y la formación como una actividad, un sistema y un proceso, en sus diferentes perfiles, condiciones y conexiones con la experiencia cotidiana. El programa de estudios se centra en dotar a los estudiantes tanto de conocimientos pedagógicos generales como de competencias especializadas. El Instituto de Pedagogía también se dedica a la formación de profesores.

Desde 2006, además de los estudios pedagógicos tradicionales de cinco años de duración, el Instituto de Pedagogía ha diseñado un nuevo tipo de estudios. De acuerdo con el proceso de Bolonia, los estudios se han dividido en dos módulos: licenciatura y máster.

Los estudios del nivel primario duran 3 años (6 semestres) y después de la graduación los estudiantes reciben el título de licenciado (BA). El programa de estudios regulares intramuros y extramuros (con el uso de instalaciones de aprendizaje electrónico) acentúa que los estudiantes deben estar equipados con conocimientos pedagógicos básicos y competencias profesionales para trabajar en instituciones asistenciales y educativas de diferente perfil y tipo. Después de las cuestiones generales al principio, desde el cuarto semestre, comienza la preparación práctica intensiva especializada. Los graduados deben poseer los conocimientos pedagógicos, sociológicos y psicológicos generales necesarios para comprender el contexto social y cultural del trabajo educativo, formativo y asistencial. También poseen habilidades prácticas en el ámbito de la comunicación social y los procedimientos de diagnóstico. Estos estudios constituyen la base de una preparación profesional adecuada, del desarrollo de la capacidad de reflexión sobre el propio papel profesional y de la profundización de la comprensión de la realidad educativa. Los graduados de los estudios profesionales de bachillerato pedagógico obtienen el título de licenciado en la especialidad elegida:

Instituto Juan Pablo II para la curación

Es común en nuestra época pensar en la educación como un medio para alcanzar algún otro fin.    Ya sea que la consideremos como la adquisición de conocimientos y habilidades para una carrera particular, o la preparación para algún tipo de ministerio o simplemente para ser un «miembro productivo de la sociedad», tendemos a hacer de la educación esencialmente una etapa en nuestro desarrollo, a través de la cual pasamos en el camino hacia algo más.    Pero esta forma de ver las cosas no hace justicia a la realidad.    Por muy fructífera que sea una verdadera educación, malinterpretamos profundamente su naturaleza si la convertimos en un mero instrumento.    La educación es, ante todo, algo que merece la pena perseguir por sí misma.

Para los antiguos griegos, de hecho, la educación no sólo era un bien intrínseco, sino uno de los más elevados, un bien al que la propia sociedad está subordinada.    Según Platón, la educación es la única adquisición que uno puede «llevarse consigo» cuando muere.    Los Padres de la Iglesia retomaron este ideal griego y descubrieron sus raíces teológicas.    Para los cristianos, que creen que «la gloria de Dios es el hombre vivo», la tarea de cultivar la humanidad es inseparable de la llamada a amar a Dios y al prójimo como a nosotros mismos.    La educación, bien entendida, está en el centro de la misión cristiana.